Una mujer vestida de negro sentada en una silla saca partes de su cabeza que se transforman en aves. Dos cuervos bajan hasta ella para comer de su carne. Ella llora. Una de las aves se convierte en ventana donde se puede ver un cielo nocturno, nubes y la luna. Por una puerta entreabierta asoma una criatura blanca. El fondo es una pared de ladrillos rojos.
La
pared solida simboliza el sentirse encerrada tanto físicamente como psicológicamente,
cuando nos cuesta decir cómo nos sentimos. El ente blanco que observa desde la
puerta representa sucesos pasados que vuelven a atormentarnos. La mujer que
pareciera saca pedazos de su cuerpo para alimentar a las aves, en realidad
trata de sacar los malos pensamientos para “echarlos a volar” y librarse de
ellos, por eso una de las aves se transforma en una ventana con vista al
exterior. Los cuervos son los malos pensamientos, las dudas, lo incierto, la
inseguridad, todo lo negativo que pensamos en ciertos momentos de nuestras
vidas, ellos llegan a acongojar nuestra existencia luego de pasar un periodo en
calma.